Lugar: Predjama (Eslovenia). Fecha 30.06.2014. (Sony DSLR-A100)
El castillo de Predjama dista solo nueve
kilómetros de la cueva de Postojna, lo que facilita mucho la posibilidad de visitar
ambos lugares en una misma excursión. Su ubicación es espectacular y muy
vistosa: construido dentro de la boca de una cueva, en un precipicio de 123 metros de altura,
domina el arroyo Lovka. Aunque la fortaleza data de finales del s. XVI, ya
existió una construcción en el mismo lugar desde 1202.
Quizás la característica más valorada por lo
moradores del castillo de Predjama era su seguridad. En su parte posterior se
encuentra una cueva que, además de haber hecho posible en su momento la
construcción del castillo, permitía a sus habitantes disponer de una salida
secreta y de una vía para proveerse de alimentos en caso de que el castillo
fuera sitiado.
En relación con este castillo, es
muy conocida la leyenda de Erazem de Predjama. En la segunda mitad del s. XV
tuvo lugar una lucha entre el emperador austriaco Frederico III y Matthias
Corvinus, rey de Hungría. El caballero Erazem tomó parte en ella apoyando al
rey húngaro, lo que hizo que el emperador de Austria decapitara como represalia
a un amigo de Erazem y este, en venganza, dio muerte a pariente de Frederico
III. Erazem tuvo entonces que escapar y se refugió en el castillo de Predjama
desde donde siguió desafiando al emperador llevando a cabo ataques a las
caravanas de comerciantes.
Frederico III dio entonces orden
al teniente de Trieste de que lo encontrara y lo matara. Gracias a las huellas
en la nieve que había dejado, Erazem fue localizado en el castillo, iniciándose
entonces un sitio que duro un año y un día y no dio ningún resultado positivo:
gracias a las galerías de detrás del castillo, el caballero salía al exterior y
obtenía los alimentos suficientes para subsistir.
El teniente de Trieste, Gaspare Ravbar, no sabía ya
cómo derrotar a Erazem, pero finalmente encontró la solución cuando uno de los
criados del caballero decidió delatar a su amo. De esta forma, cuando Erazem se
dirigió “al lugar al que ni el sultán turco puede mandar a su representante”,
el criado encendió una linterna indicando dónde se encontraba el caballero. Ese
fue el fin del llamado conocido como el “Robin Hood esloveno”.
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