Entre las localidades de Honfleur y Cabourg se encuentra una sucesión de playas de fina arena que a principios del s.XIX fascinó a artistas y viajeros románticos. Comenzó así el turismo de la llamada Côte Fleurie, que en pocas décadas transformó pequeños pueblos costeros en elegantes núcleos residenciales, frecuentados tanto por la alta sociedad parisina como por poetas, pintores, escritores y músicos.
En la “arquitectura balnearia” surgida a raíz de esta transformación, se encuadra el Grand-Hôtel de Cabourg. Construido en 1861 y restaurado en 1907, quedó inmortalizado en una de las novelas de Marcel Proust quien frecuentó el establecimiento entre 1907 y 1914.
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